La Soberanía y la Oración
Reconciliando la Soberanía de Dios y la Oración
“Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye «(1 Juan 5:14)
Por todas partes se descubrirá, que el elemento humano, es hoy día, objeto de un énfasis desmedido, mientras que el aspecto divino en la mayoría de los casos es ignorado. Así como en la mayoría de los sermones, y los libros que se publican sobre tema de la oración. El elemento humano llena la escena casi en su totalidad, las cosas que nosotros tenemos que cumplir, aquellas cosas que tenemos que hacer para que se «nos concedan nuestras peticiones». Los ayunos para hacer méritos con Dios que tenemos que hacer. Y sobre todo las promesas que tenemos que reclamar; mientras que lo que Dios dice, los derechos de Dios, así como la gloria de Dios, reciben muy a menudo muy poca atención.
Cuando se dice que Dios ha ordenado que los destinos humanos puedan ser cambiados y moldeados por la voluntad de los seres humanos, es absolutamente falso. El destino humano no lo decide su voluntad, sino la voluntad de Dios. Cuando aceptamos este concepto, es hacer que la voluntad de las criaturas sea suprema, lo cual equivale virtualmente a destronar a Dios. “El Señor da muerte y da vida; hace bajar al Sheol y hace subir. El Señor empobrece y enriquece; humilla y también exalta. Levanta del polvo al pobre, del muladar levanta al necesitado para hacerlos sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor; pues las columnas de la tierra son del Señor, y sobre ellas ha colocado el mundo» (1 Samuel 2:6-9).
El libro sigue respondiendo, «conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor» (Efesios 3:11. Si el propósito de Dios es eterno, su línea de conducta no está formándose en la actualidad. Esa declaración contradice Efesios 1:11 «también hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad.» No podemos negar que el texto infiere que las oraciones de los seres humanos no están formando el proceder de Dios. El texto declara que Dios hace todas las cosas según el consejo de su voluntad. La realidad es que nuestras oraciones no pueden encausar el proceder de Dios, de otra manera Dios estaría subordinado a las criaturas de la tierra. Con razón preguntó el Espíritu Santo a través de Pablo » Pues, ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR? ¿O QUIEN LLEGO A SER SU CONSEJERO? ( Romanos 11:34)
¿Cómo podemos confiar en nuestros corazones en Aquel que tiene un pensamiento hoy y otro mañana? ¿ De qué serviría confiar en un monarca terreno, si supiéramos que es tan voluble como para conceder una petición hoy y negarla mañana? Sin dudas no es precisamente la inmutabilidad de Dios lo que más nos da ánimo para orar. Por ser El «sin mudanza ni sombra de variación» Es que estamos seguros de que si pedimos algo según su voluntad seremos oídos. Lutero afirmo: «La oración no es vencer el degano de Dios sino confiar en su buena voluntad”.
¿Por qué ha determinado Dios que oremos?
1- Es un mandamiento para que Dios sea honrado » Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo…». (Isa. 57:15)
2- Dios exige que le adoremos, y la oración verdadera es un acto de culto. Cristo no llamó al Templo, Casa de Sacrificio, sino Casa de Oración.
3- La oración redunda en la gloria de Dios, en ella reconocemos que dependemos e El.
4- Dios ha designado la oración para nuestra bendición espiritual, como un medio para nuestro crecimiento en la gracia. “antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo…» ( 2 Pedro 3: 18)
5- La oración tiene por objeto nuestra humillación. En la verdadera oración ponemos ante la presencia de Dios, y la experiencia de Su inmensa majestad produce en nosotros el conocimiento de lo que verdaderamente somos.
6- La oración es un ejercicio de nuestra fe. La Biblia así lo dice:» Así que la fe viene del oír, y el oír por la palabra de Dios”. ( Romanos 10:17).
7- Nos enseña el valor de las bendiciones que hemos buscado en El.
8- Para que busquemos en El las cosas que necesitamos.
Si Dios, antes de la fundación del mundo, ha predestinado todo lo que ocurre dentro del tiempo, ¿de qué sirve la oración?
Si es cierto, también es cierto lo que Pablo dice en Romanos 11:36, » Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén. ¿Por qué orar? Antes de contestar estas preguntas, conviene indicar que existen las mismas razones para preguntar ¿de qué sirve que yo comparezca ante Dios y le diga lo que El ya sabe? ¿De qué sirve que le presente mis necesidades si El ya la conoce? ¿De qué sirve orar por una cosa si todo ha sido ordenado de antemano por Dios? La oración no tiene por objeto informar a Dios, como si El no supiera las cosas, el propio Jesús declaró: » Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo necesitáis antes que vosotros le pidáis». (Mateo 6:8).
La oración no ha sido designada para que Dios pueda saber lo que necesitamos, sino como confesión a Dios de nuestra experiencia de la necesidad. Se ha propuesto que le honremos pidiéndole, de la misma manera que le hemos de dar gracias después de habernos concedido nuestras bendiciones y peticiones. ¿Será la oración una práctica poco provechosa? Estas preguntas tienen una respuesta satisfactoria.
Oramos porque Dios nos manda a orar. Por ejemplo: 1 Tesalonicenses 5:17 dice, «orad sin cesar» Lucas 18:1, » Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer «.Santiago 5:15, 16 » Y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados… La oración eficaz del justo puede lograr mucho «.
¿Cuál es, la relación entre la soberanía de Dios y la oración?
Tenemos que saber ante todo que la oración no tiene por objeto alterar el propósito de Dios, ni moverle a formarse uno nuevo. Por supuesto que Dios ha decretado que ciertos acontecimientos tengan lugar a través de los medios que El ha designado para su cumplimiento, por ejemplo Dios ha elegido a ciertas personas para ser salvas, pero ha decretado que lo sean por medio de la predicación del Evangelio. Dios ha decretado los medios al tiempo que el fin, y entre dichos medios está la oración.
La oración es otro de los medios mediante el cual Dios realiza sus decretos. (Santiago 5: 17,18) dice: » Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto”. También Daniel (9:2,3) dice»» en el año primero de su reinado, yo Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarle en oración y súplica, en ayuno, cilicio y ceniza. ’’
El libro Santo también nos dice en Jeremías 29:11,12. “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros- declara el Señor- planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé «.
Aquí tenemos que el designio de la oración; no para que Dios altere su voluntad, sino para que se cumpla, de la manera que El había establecido. No hay que decir que la voluntad de Dios es inalterable y ninguno de nuestros clamores puede alterarla. Nuestra creencia en cuanto a la oración tienen que ser revisadas en línea con la palabra. Casi todos los cristianos tienen la idea de que me presento ante el Señor, le pido algo que necesito y espero que me lo dé, he escuchados muchos cristianos, pastores, evangelistas y sus imitadores exigiéndole a Dios, que haga esto y lo otro, y donde más se escucha esta absurda forma de orar es en la sanidad divina, pero este concepto no sólo es deshonroso sino degradante. Las creencias populares rebajan a Dios a la categoría de un mero siervo, que hace lo que le decimos, que cumpla nuestra voluntad no la de El.
Sería oportuno traer a colación la historia que aparece en 2 Corintios 12. Pablo recibió un gran privilegio; fue arrebatado al Paraíso; El escucho y contemplo lo que ningún mortal ha oído ni visto. Esta maravillosa revelación fue más de lo que Pablo podía soportar. Y el estaba en peligro de hincharse a causa de su extraordinaria experiencia. Por esta razón se le envía un mensajero de Satanás que lo abofetee con el propósito de que no se enalteciera demasiado, y Pablo ora presentando su necesidad ante el Señor, le implora por tres ocasiones que le quite este aguijón en la carne. ¿Fue contestada su oración? De eso no hay dudas, pero no como había deseado. El agujón no le fue quitado, pero eso sí, le fue dado gracia para soportarlo, esa carga no fue retirada, pero le fue concedida fortaleza para poder llevarla.
Puede que muchos cristianos argumenten que Dios nos ha dado una especie de cheque en blanco y nos invita a llenarlo, otros creen que sus promesas lo incluyen todo y de tal manera que podemos pedirle todo lo que se nos antoje. De ser así, no nos queda otra alternativa que comparar texto por texto de las Sagradas Escrituras para conocer el pensamiento de Dios sobre cualquier tema, y sí así hacemos descubriremos, que Dios ha limitado sus promesas diciéndonos: » Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad. El nos oye «. (1 Juan 5:14). Un texto muy importante ocupa nuestra atención: » Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres «..(Santiago 4:3). Algunos argumentarán citando Juan 16:23. » …En verdad , en verdad os digo; si pedís algo al Padre, os lo dará en mi nombre.» Esto es muy cierto; pero esta promesa no es una carta blanca a aquellos que oran. Estas palabras están de acuerdo con el apóstol Juan: » … que si pedimos cualquier cosa CONFORME A SU VOLUNTAD EL NOS OYE «.
Tenemos que hacernos una pregunta muy importante: ¿Qué es pedir en el nombre de Cristo? Sin lugar a dudas es mucho más que una formula de la oración; cuando usamos esta formula en el nombre de Cristo; tiene que estar de acuerdo con lo que Cristo pediría; y eso es descartar nuestra voluntad aceptando la de Dios.
Concluyendo ¿Entones qué es la oración?
- La oración no es tanto un acto como una actitud.
- Es una confesión de impotencia.
- Es el reconocimiento de nuestra necesidad de orar.
- Es también un acto humano, que posee un elemento divino.
- Es una actitud de dependencia de Dios.
La oración no es para pedir a Dios que cambie sus propósitos o que forme uno nuevo. Pedir aquellas cosas que están en su voluntad, el libro sagrado nos dice:
“Yo sé, OH Señor, que NO depende del hombre su camino, ni de QUIEN anda dirigir sus pasos»(Jeremías 10:23). » La mente del hombre PLANEA su camino, pero el Señor DIRIGE sus pasos «.
«Y aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando termino, le dijo uno de sus discípulos: Señor enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos. Y les dijo: Vosotros pues, orad de está manera:
<< Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, ASI en la tierra COMO en el cielo…>». (Mateo 6:8-10).
Al concluir este estudio, nos gustaría hacer unas palabras de advertencia, para evitar que saquemos conclusiones falsas de lo que aquí se ha expresado. No podemos decir aquí que hemos intentado resumir el tema de la oración. Sólo nos hemos limitados a considerar la relación que existe entre la soberanía de Dios y la oración.
(Las citas Bíblicas son de la Biblia de Las Américas).
Por Rev. Ramón Herrera
Escrito: Mayo 2002